Bergamo Bassa es a menudo sinónimo de una ciudad moderna y rápida, y parte de ella realmente muestra esa actitud "futurista" ante la vida; pero, al igual que un prisma, tiene muchas otras facetas que mostrarte.
Acompáñanos en este itinerario por sus barrios posteriores al siglo XX, calles comerciales, cruces de hora punta y pueblos renacentistas -casi una ciudad dentro de una ciudad- con sus teatros y majestuosos edificios suspendidos entre el siglo XVII y el Neoclasicismo. Te espera un día de ocio, a medio camino entre un paseo fácil, cultural y poético.
Bergamo Bassa es a menudo sinónimo de una ciudad moderna y rápida, y parte de ella realmente muestra esa actitud "futurista" ante la vida; pero, al igual que un prisma, tiene muchas otras facetas que mostrarte.
Acompáñanos en este itinerario por sus barrios posteriores al siglo XX, calles comerciales, cruces de hora punta y pueblos renacentistas -casi una ciudad dentro de una ciudad- con sus teatros y majestuosos edificios suspendidos entre el siglo XVII y el Neoclasicismo. Te espera un día de ocio, a medio camino entre un paseo fácil, cultural y poético.
El punto de partida es la encrucijada de Bérgamo por excelencia: Largo di Porta Nuova. Aquí se comienza con una vista excepcional, la Ciudad Alta enmarcada por los Propilei, los dos pequeños templos que marcan lo que fue la entrada principal a las murallas en la época medieval.
Desde aquí continuar por viale Papa Giovanni XXIII, pasa el Monumento al Partisano y llega al Sentierone. Esta avenida arbolada es el paseo marítimo de Bérgamo por antonomasia; tómalo y, poco después, a tu derecha podrás admirar el Teatro Donizetti, construido a finales del siglo XVIII y dedicado al compositor del mismo nombre, una de las figuras más representativas de la ciudad.
Al final de la avenida, en cambio, se encuentra la Iglesia de los Santos Bartolomeo y Stefano, del siglo XVI, que conserva el magnífico retablo de Martinengo, el cuadro más grande de Lorenzo Lotto.
A la derecha de la iglesia comienza via Tasso, una de las calles históricas de Bérgamo, originalmente habitada por la comunidad valdense que se había mudado aquí para comerciar desde Suiza. Sígala hasta el final y, en el cruce con via Pignolo, hay un segundo edificio famoso de culto: la iglesia muy especial de Santo Spirito, que conserva otra obra maestra de Lotto.
El punto de partida es la encrucijada de Bérgamo por excelencia: Largo di Porta Nuova. Aquí se comienza con una vista excepcional, la Ciudad Alta enmarcada por los Propilei, los dos pequeños templos que marcan lo que fue la entrada principal a las murallas en la época medieval.
Desde aquí continuar por viale Papa Giovanni XXIII, pasa el Monumento al Partisano y llega al Sentierone. Esta avenida arbolada es el paseo marítimo de Bérgamo por antonomasia; tómalo y, poco después, a tu derecha podrás admirar el Teatro Donizetti, construido a finales del siglo XVIII y dedicado al compositor del mismo nombre, una de las figuras más representativas de la ciudad.
Al final de la avenida, en cambio, se encuentra la Iglesia de los Santos Bartolomeo y Stefano, del siglo XVI, que conserva el magnífico retablo de Martinengo, el cuadro más grande de Lorenzo Lotto.
A la derecha de la iglesia comienza via Tasso, una de las calles históricas de Bérgamo, originalmente habitada por la comunidad valdense que se había mudado aquí para comerciar desde Suiza. Sígala hasta el final y, en el cruce con via Pignolo, hay un segundo edificio famoso de culto: la iglesia muy especial de Santo Spirito, que conserva otra obra maestra de Lotto.
El tren es el mejor medio de transporte para llegar a Bérgamo: al salir de la estación, la ciudad puede admirarse en toda su gloria. La vista sigue una línea recta hasta Porta Nuova, el corazón de la Ciudad Baja. Levantando un poco la cabeza, la mirada se llena de la silueta majestuosa y perfecta de las colinas de la Ciudad Alta.
En 1847, la vieja puerta insertada en las “Muraine”, las poderosas murallas del siglo XV rodeando las colinas y bajando hasta la Ciudad Baja y los burgos, se reemplazó con una verja de hierro abriendo una brecha en la fortificación: es la Porta Nuova, la puerta nueva.
Este lugar representó durante mucho tiempo la entrada principal a la zona comercial de Bérgamo. Hoy sigue siendo el eje en torno al cual se desarrollan las calles y los monumentos más importantes de Bérgamo Baja.
El centro de la Bérgamo contemporánea es el lugar perfecto para dar un paseo e ir de compras, en el nombre de la diversión, del arte y de la historia.
Este espléndida calle centenaria es también nombrado Centro Piacentiniano: se trata de un fantástico conjunto arquitectónico que solía acoger la antigua feria de la ciudad.
Esta misma atmosfera de antaño vuelve a percibirse muy a menudo, gracias a los numerosos eventos y mercados típicos que animan el centro a lo largo del año, con miles de colores y perfumes.
A lo largo del Sentierone, bordeando la hilera de castaños y yendo más allá de los Propileos de Porta Nuova, se alcanza via XX Settembre, a la cual se asoma Palazzo Frizzoni, la sede del Ayuntamiento.
A partir de aquí sólo hay que dejarse llevar por la intensa vida local: vas a encontrar boutiques y todo tipo de tienda, pequeñas plazas y preciosísimos callejones, todo en el nombre de la diversión.
Y por fin, ¡disfruta con un café o bien un aperitivo en uno de los numerosos locales animando este rincón de la ciudad!
El Teatro Donizetti tiene una superficie total de 3.200 metros cuadros. La sala principal mantuvo el diseño original de 1786: mide 360 metros cuadros y cuenta con una capacidad de 532 asientos. Hay 102 palcos, divididos en tres filas, para un total de 1154 asientos.
Es fácil entender el estupor de los bergamascos al ver este magnifico edificio, durante una época cuando sólo existían pequeños teatros provisionales de madera.
En el centro de la sala pende una centelleante araña de cristal con 78 lámparas, mientras que otras fuentes de luz se encuentran en los palcos.
Debido a la distribución y la harmonía del sonido, se considera como uno de los mejores teatros de Italia.
El nombre original era “Riccardi”, del apellido de su constructor. Este Teatro es sobre todo el lugar donde los conciudadanos del gran maestro bergamasco Donizetti conocieron y apreciaron sus óperas – más de 70. Imagínate la emoción de Donizetti al verse homenajeado por una ovación sincera y cariñosa por parte del público presente en teatro en ocasión del estreno de L’esule a Roma. Esta “consagración” ocurrió en 1840; Donizetti iba a fallecer en Bérgamo, su ciudad de nacimiento, unos años después, en 1848.
Al final del lado oriental del paseo llamado Sentierone puedes ir a visitar la Iglesia de los Santos Bartolomeo y Stefano, construida por la Orden de los Dominicanos durante la primera mitad del Siglo XVII y diseñada por el arquitecto Antonio Maria Caneva.
El Dominicano no fue la primera orden religiosa viviendo aquí: de hecho, el sitio solía pertenecer a una comunidad de la Orden de los Humiliati. En el pasado la estructura era mucho más compleja y contaba con una iglesia y unas casas rurales.
Si observas la iglesia desde afuera, puedes notar las distintas épocas de su edificación: la fachada imita el estilo barroco y fue renovada en el año 1897, el poche exterior izquierdo fue realizado en 1942, mientras que el lado con vistas a via Tasso se remonta al Siglo XIX. Dentro de la iglesias se halla una única nave con cinco capillas por cada lado. El coro está decorado con taraceas de madera del siglo XVI y por detrás del altar mayor puede admirarse el renombrado Retablo Martinengo de Lorenzo Lotto, realizado en el año 1516.
Después de la unidad de Italia, marca el paso de los poderes políticos de la Ciudad alta a la Ciudad Baja. El proyecto es de Pier Antonio Preda, los altorrelieves en la fachada son de Pagani, Ceruti y Maironi, mientras que en el interior se encuentran los frescos con sujeto mitológico obra de Giovan Battista Castello.
Caminando a lo largo de via Tasso, en el centro de Bérgamo Baja, es difícil no pararse y admirar la fachada rústica de esta iglesia, caracterizada por esta majestuosa escultura de bronce representando la venida del Espíritu Santo en la anteiglesia.
La estructura original del edificio pertenecía a un monasterio del Siglo XIV: un grupo de ricos mercantes del Siglo XVI quiso afirmar su posición social no sólo a través de elegantes palacios, sino también por medio de una iglesia, así que decidió transformarla radicalmente.
Fue extremamente arduo remodelar la iglesia. Durante épocas distintas los dos mayores arquitectos bergamascos tomaron parte a las obras: Pietro Isabello en el Siglo XVI y Gian Battista Caniana en el Siglo XVIII.
La imponente nave central cuenta con cinco capillas por cada lado: en la cuarta a la derecha, no te pierdas el maravilloso retablo (oleo sobre tabla) realizada por el Maestro del Renacimiento italiano Lorenzo Lotto, "Madonna y el Niño con Santa Catalina de Alejandría, San Agustín, San Sebastián y San Antonio Abad" de 1521.
Via Pignolo es el centro del polifacético Borgo Pignolo, donde el pasado y el presente conviven armoniosamente entre casas señoriales y talleres artesanales. Deja atrás Santo Spirito y sube hasta el cruce con via Verdi: aquí, al otro lado de la calle, le espera otra iglesia excepcional, S. Bernardino, de una sola sala y aspecto neogótico en cuya otra espléndido retablo de Lotto domina el altar.
Continúa subiendo por via Pignolo y pronto te encontrarás con uno de los lugares más prestigiosos de la ciudad, el Palacio Agliardi, todavía habitado hoy por la familia Condes Agliardi.
Casi enfrente, aquí se encuentra una de las tres iglesias dedicadas al santo patrón de Bérgamo, S. Alessandro in Croce, que sin duda merece la pena visitar. Un poco más adelante encontrarás la fuente escultórica llamada "del Delfino", un pequeño desvío para ver una de las plazas más pintorescas de la ciudad.
Via Pignolo es el centro del polifacético Borgo Pignolo, donde el pasado y el presente conviven armoniosamente entre casas señoriales y talleres artesanales. Deja atrás Santo Spirito y sube hasta el cruce con via Verdi: aquí, al otro lado de la calle, le espera otra iglesia excepcional, S. Bernardino, de una sola sala y aspecto neogótico en cuya otra espléndido retablo de Lotto domina el altar.
Continúa subiendo por via Pignolo y pronto te encontrarás con uno de los lugares más prestigiosos de la ciudad, el Palacio Agliardi, todavía habitado hoy por la familia Condes Agliardi.
Casi enfrente, aquí se encuentra una de las tres iglesias dedicadas al santo patrón de Bérgamo, S. Alessandro in Croce, que sin duda merece la pena visitar. Un poco más adelante encontrarás la fuente escultórica llamada "del Delfino", un pequeño desvío para ver una de las plazas más pintorescas de la ciudad.
Erguida probablemente después de las dos visitas del santo a la ciudad (1419-1422), surgió en la entrada de via Pignolo.
Consagrada de nuevo por el obispo en el año 1593, quizás después de una restauración a fondo, fue adornada progresivamente. Entre el siglo XIX y XX adquiere la actual forma neogótica.
Se presenta con aula única constituida por 5 arcadas y fachada cubierta. El retablo del altar mayor es obra de Lorenzo Lotto (1521).
La Parroquia de Sant’Alessandro in Croce gestiona la iglesia. La abre de manera gratuita gracias a la colaboración de los voluntarios del Touring Club Italiano.
Andando a lo largo de via Pignolo, la calle medieval uniendo la Ciudad Baja con Bérgamo Alta, vas a llegar a una pequeña plaza: aquí se encuentra la Iglesia de Sant’Alessandro della Croce (“San Alejandro de la Cruz”).
Según la leyenda, su primera edificación se remonta hasta al martirio de Alessandro en el Siglo XV. Entre el siglo XVII y XVIII se completaron sus interiores, mientras que la fachada inconclusa se realizó solamente en el año 1922.
La iglesia se llama “della Croce”, o sea “de la Cruz” porque fue construida en el cruce entre cuatro distintos burgos medievales.
Cuenta con uno de los conjuntos pictóricos más destacados de Bérgamo, que incluye – entre otros – dos obras de Gian Battista Moroni: "Coronación de la Virgen" colocada en la contrafachada y la "Crucifixión con los Santos Sebastián, Giovan Battista y un devoto" en la sacristía.
Tres capillas se abren en cada lado de la nave: en la primera se halla una urna vacía, donde solía estar la antigua tumba del Santo, cuyos restos están ahora en la Catedral de Bérgamo que se le dedicó.
En cambio, en la segunda capilla derecha se puede admirar un altar formado exclusivamente por mármoles preciados, taraceados y polícromos, realizado por el maestro Andrea Fantoni en 1729. Una época única en aquella época, y una muestra de su increíble habilidad.
Surge en el antiguo borgo Pignolo cerca de la Porta S. Agostino y de la Accademia Carrara, en uno de los burgos en el cual las importantes familias de nobles y mercaderes construyeron sus moradas en el siglo XVI.
El palacio, que mandó a construir Alessandro Martinengo Colleoni en el 1500, fue remodelado en el año 1741 por el arquitecto Caniana.
Desde 1845 es propiedad de los Condes Agliardi. En su interior, un salón central, rodeado de cuatro salas, presenta preciosos frescos del siglo XVIII de Carlo Innocenzo Carloni y de Federico Ferrario. Desde las salas se accede a un sugestivo jardín colgante y a las caballerizas.
Aguas profundas en el corazón de Bérgamo Baja: ¿cómo es posible? Gracias a la espléndida Fuente del Delfín, donde un poderoso tritón con dos colas monta un delfín por el cual brota el agua, junto con las dos máscaras de divinidades marinas esculpidas en ambos lados de la estela.
Caminando alrededor de esta fuente podrás apreciar mejor sus líneas sinuosas imitando los movimientos del tritón.
Es incluso posible observar un bajorrelieve representando una piña, símbolo del antiguo burgo de Pignolo, uno de los más antiguos y característicos de Bérgamo: de hecho, durante la Edad Media (antes de las Murallas Vénetas del Siglo XVI) esta zona estaba rodeada por forestas de coníferas, cuyo fruto es precisamente la piña.
Regresa un poco y camina por via Masone para un verdadero viaje en el tiempo, desde las iglesias antiguas hasta el Instituto de las Hermanas Ursulinas de Gandino, hasta el regreso a la modernidad. Al final del descenso, le espera el Palazzo delle Poste (Palacio del los Correos) del siglo XX, inaugurado en 1932 con un diseño de Mazzoni.
Gira a la izquierda y camina por via Locatelli hasta el cruce con via Monte Grappa: desde aquí tienes el acceso panorámico a Piazza Dante, parte del gran Centro Piacentiniano diseñado en la década de 1920 por el arquitecto Marcello Piacentini. En el espacio subterráneo también encontrarás el ex-Diurno, antiguamente refugio antiaéreo y ahora, como ya en la posguerra, lugar de encuentro gracias a las actividades que allí se desarrollan.
El itinerario continúa en la otra mitad del Centro: toma la salida opuesta a via Monte Grappa, cruza la calle e inmediatamente encontrará la Torre dei Caduti, seguida del hermoso Claustro de Santa Marta. Un poco más adelante se encuentra el Palacio Frizzoni, una vez el palacio de una de las familias protestantes más ricas de Bérgamo, y hoy el ayuntamiento.
Regresa un poco y camina por via Masone para un verdadero viaje en el tiempo, desde las iglesias antiguas hasta el Instituto de las Hermanas Ursulinas de Gandino, hasta el regreso a la modernidad. Al final del descenso, le espera el Palazzo delle Poste (Palacio del los Correos) del siglo XX, inaugurado en 1932 con un diseño de Mazzoni.
Gira a la izquierda y camina por via Locatelli hasta el cruce con via Monte Grappa: desde aquí tienes el acceso panorámico a Piazza Dante, parte del gran Centro Piacentiniano diseñado en la década de 1920 por el arquitecto Marcello Piacentini. En el espacio subterráneo también encontrarás el ex-Diurno, antiguamente refugio antiaéreo y ahora, como ya en la posguerra, lugar de encuentro gracias a las actividades que allí se desarrollan.
El itinerario continúa en la otra mitad del Centro: toma la salida opuesta a via Monte Grappa, cruza la calle e inmediatamente encontrará la Torre dei Caduti, seguida del hermoso Claustro de Santa Marta. Un poco más adelante se encuentra el Palacio Frizzoni, una vez el palacio de una de las familias protestantes más ricas de Bérgamo, y hoy el ayuntamiento.
Lámparas de vidrio soplado, pisos de mármol, decoraciones elegantes y portales de madera adornados con materiales raros como el alabastro: el Palacio de Correos es uno de los edificios más destacados de la ciudad.
Ejemplo de arquitectura de vanguardia del siglo XX, este edificio formaba parte de una interesante obra de recalificación urbana. Debido a su tamaño, el palacio puedes divisarse incluso desde muy lejos: si estas dando un paseo a lo largo del Sentierone, merece la pena hacer un desvío pera ir a admirarlo.
Las estatuas decorando la fuente externa, adornada con hermosos mosaicos, van a dejarte boquiabierto.
Por fin, la torre del Palacio de Correos puede verse muy bien también por la noche, gracias a las manecillas rojas e iluminadas de su reloj.
Antiguamente conocido como Casa Littoria, dedicado al héroe de la ciudad Antonio Locatelli y sede altamente simbólica del Partido Fascista local, el Palazzo della Libertà está situado en el corazón de Città Bassa.
Sirve de telón de fondo escénico y monumental a la plaza del mismo nombre, creada durante el plan de reurbanización de la zona en la que se encontraba el antiguo Hospital S. Marco, demolido en los años treinta.
En 1936, para redefinir de la mejor manera posible este espacio vacío, se convocó un concurso: la comisión juzgadora -de la que formaba parte Marcello Piacentini, autor del magnífico Centro Piacentiniano- decidió conceder el primer premio al diseño del arquitecto Alziro Bergonzo. La plaza se abrió a los ciudadanos el 28 de octubre de 1939, aniversario de la Marcha sobre Roma, con la esperanza de que Mussolini la inaugurara oficialmente al año siguiente, cosa que no ocurrió.
Pasó a ser propiedad del Estado después de la guerra, se convirtió en la Casa della Libertà y se utilizó como sede de diversos organismos y asociaciones, con considerables transformaciones internas.
Desde 2017, el Ayuntamiento de Bérgamo ha obtenido permisos para el uso de los espacios de la planta baja.
El cuerpo arquitectónico está completamente revestido de mármol blanco-rosado de Zandobbio. La fachada principal, que da a la Piazza Libertà, consta de un imponente pórtico de doce pilares en orden gigante; en el arquitrabe destaca la dedicatoria "A Antonio Locatelli, tres veces medalla de oro, héroe de la Guerra y de la Revolución".
La escalera de entrada está decorada con seis bajorrelieves de Edoardo Villa, que representan a diversos protagonistas de la historia de Bérgamo. La escalera conduce al atrio monumental, originalmente iluminado por vidrieras y una claraboya; en la pared que lo separa del antiguo salón de la antigua guardia (hoy auditorio), se puede admirar la Vida heroica de Antonio Locatelli, pintada por Antonio Giuseppe Santagata en 1940. Además del salón, la planta baja albergaba originalmente el santuario y los servicios administrativos y técnicos. La primera planta albergaba las oficinas de la Federale y las de la Secretaría Política; las plantas superiores albergaban las oficinas de algunas de las organizaciones del partido.
Una de las particularidades del edificio es que Alziro Bergonzo diseñó no sólo la parte arquitectónica, sino también el mobiliario de las oficinas, cuyo uso ya estaba previsto en la convocatoria del concurso.
Entre los artistas que trabajaron en el aparato decorativo figuran los nombres de Leone Lodi (1900-1974), Nino Galizzi (1891-1975) y el ya mencionado Edoardo Villa (1915-2011) para las esculturas, Contardo Barbieri (1900-1966), Arnaldo Carpanetti (1898-1969), Gianfilippo Usellini (1903-1971) y Domenico Rossi (1911-1955) para las pinturas.
El palacio mantiene una estrecha relación espacial y decorativa con la plaza que tiene enfrente. Justo enfrente, en el centro del tabique geométrico que une idealmente todos los edificios circundantes, se encuentra la fuente octogonal de Claudio Nani, cuyo cuerpo dialoga con las formas y colores del Palazzo. También en el lado izquierdo se encuentra la gran estatua de Elia Ajolfi, I doni della terra (1999).
El palacio es una de las principales obras del siglo XX realizadas en Bérgamo.
El centro de la Bérgamo contemporánea es el lugar perfecto para dar un paseo e ir de compras, en el nombre de la diversión, del arte y de la historia.
Este espléndida calle centenaria es también nombrado Centro Piacentiniano: se trata de un fantástico conjunto arquitectónico que solía acoger la antigua feria de la ciudad.
Esta misma atmosfera de antaño vuelve a percibirse muy a menudo, gracias a los numerosos eventos y mercados típicos que animan el centro a lo largo del año, con miles de colores y perfumes.
A lo largo del Sentierone, bordeando la hilera de castaños y yendo más allá de los Propileos de Porta Nuova, se alcanza via XX Settembre, a la cual se asoma Palazzo Frizzoni, la sede del Ayuntamiento.
A partir de aquí sólo hay que dejarse llevar por la intensa vida local: vas a encontrar boutiques y todo tipo de tienda, pequeñas plazas y preciosísimos callejones, todo en el nombre de la diversión.
Y por fin, ¡disfruta con un café o bien un aperitivo en uno de los numerosos locales animando este rincón de la ciudad!
Más allá de los propileos de Porta Nuova, en el corazón de la ciudad baja, se yergue el monumento dedicado a la memoria de los soldados fallecidos durante la Primera Guerra Mundial.
A veces los tesoros mejor escondidos son los más preciosos. El Claustro de Santa Marta es así: aunque sea poco visible desde el exterior, este claustro esconde dos obras artísticas de gran valor: una estatua, el “Cardenal Sentado”, realizada por el escultor bergamasco Giacomo Manzù, y un monolito del gran artista Anish Kapoor.
El claustro es extremamente evocativo, también gracias a los juegos de luz creados por los capiteles y las columnas, que crean un oasis de paz y elegancia.
No obstante sus seiscientos años de edad, su fascino no ha cambiado: caminando por sus porticados tendrás la sensación de encontrarte en otra temporada histórica.
Este precioso rincón escondido formaba parte de un convento hoy desaparecido y puede alcanzarse a través de la Galleria Crispi, frente a Piazza Vittorio Veneto.
El Palacio lleva el nombre de la familia que lo edificó y vivió aquí durante más de 90 años, hasta que Enrico Frizzoni decidió donarlo al Ayuntamiento de Bérgamo con su testamento. Diseñado por Rodolfo Vantini, el palacio fue realizado entre 1836 y 1840 en puro estilo neoclásico: de hecho, las doce lesenas corintias separando las ventanas de la fachada recuerdan la arquitectura clásica griega y romana, así como el porticado con las ocho columnas iónicas en el patio.
¡En ocasión de las celebraciones institucionales es posible visitar las salas del edificio! Por encima de la escalonada vas a encontrar la sala utilizada para las reuniones del Consejo.
En cambio, si entras en la Sala de los Espejos vas a admirar el maravilloso piso de mosaico con el escudo de armas de la familia Frizzoni, formado por dos flechas atadas por una cinta.
En la planta baja, la Galería de los Cardenales expone los retratos de los cardenales bergamascos, entre los cuales hay también él de Angelo Roncalli, futuro Papa Juan XXIII. Palazzo Frizzoni es también una pinacoteca: de hecho, aloja 80 cuadros provenientes de la Accademia Carrara.
Después de Palazzo Frizzoni, gira a la derecha y camine por via Borfuro. Esta calle, hoy en gran parte moderna gracias a las tiendas y las reformas, también tiene una larga historia, en parte ligada a esa comunidad valdense que aquí, en el n. El 14, celebró su culto en el interior de la casa de los Mariton, parientes de los Blondel a los que se vincularía Manzoni al casarse con Enrichetta.
La calle se encuentra en medio de via S. Alessandro, otra calle histórica del centro. Si giras a la derecha, puedes desviarse un poco y ver no solo el convento renacentista de S. Benedetto, todavía hoy sede de una comunidad religiosa, sino también la ex-Iglesia de S. Maria Maddalena, donde a menudo se organizan exposiciones y eventos culturales. retenido
Después de Palazzo Frizzoni, gira a la derecha y camine por via Borfuro. Esta calle, hoy en gran parte moderna gracias a las tiendas y las reformas, también tiene una larga historia, en parte ligada a esa comunidad valdense que aquí, en el n. El 14, celebró su culto en el interior de la casa de los Mariton, parientes de los Blondel a los que se vincularía Manzoni al casarse con Enrichetta.
La calle se encuentra en medio de via S. Alessandro, otra calle histórica del centro. Si giras a la derecha, puedes desviarse un poco y ver no solo el convento renacentista de S. Benedetto, todavía hoy sede de una comunidad religiosa, sino también la ex-Iglesia de S. Maria Maddalena, donde a menudo se organizan exposiciones y eventos culturales. retenido
Se dice que San Alessandro, patrono de Bérgamo, fue decapitado en el sitio donde hoy se encuentra este pilar. En 1618 fue recompuesto con fragmentos de piedra formando parte de antiguos monumentos romanos y representa también la única muestra de la catedral dedicada al Santo en el Siglo IV, luego derribada.
La iglesia que puede admirarse hoy en día, en cuya anteiglesia se levanta la columna, se remonta al año 1447 y adoptó su estructura actual solo al comienzo del Siglo XVIII; en cambio, su campanario fue terminado en el Siglo XX.
El interior está caracterizado por una sola nave , con cuatro capillas por cada lado: si no eres supersticioso puedes visitar la capilla de la Beata Vergine del Patrocinio, edificada sobre un antiguo cementerio.
Ademàs, numerosas obras de arte están guardadas dentro de las capillas y las sacristías, como el maravilloso cuadro de Lorenzo Lotto "Compianto su Cristo morto" (“Lamentación”), un raro ejemplo de tempera sobre lienzo de 1520-1521.
Los que alojaban en el hospital al lado de la Iglesia de Santa Maria Maddalena eran acogidos por miradas compasivas: puedes buscarlas en la fachada, donde vas a encontrar los ángeles en el arquitrabe, y en la María Magdalena pintada en el luneto.
El complejo monumental se remonta a la mitad del siglo XIV, cuando la escuela de los “Disciplini Bianchi” (laicos reunidos en congregaciones y cofradías que se sometían a una vida de oración y penitencia) construyó la iglesia y el hospital para ayudar a los desheredados, que solían ser muchísimos en esa época.
Esta institución sobrevivió durante casi cinco siglos, con cambios de uso y en la estructura: sin embargo, el aspecto de la iglesia quedó igual, con su portal de arco angular asomándose hacia un pequeño patio, al cual se accede desde via Sant’Alessandro.
En el siglo XVIII se construyó también un claustro con porticado en los cuatro lados: el efecto era muy inusual, porque los marcos, las balaustras y los capiteles son elementos típicos del Renacimiento, mientras que lo normal sería encontrar una arquitectura barroca.
La Iglesia, protegida por el Departamento de Patrimonio Arquitectónico, está hoy desacralizada y se utiliza para exposiciones y conferencias.
El complejo del Monasterio de San Benedetto, que incluye el monasterio y la iglesia, se encuentra justo debajo de las murallas venecianas, en lo que fue el distrito de Santo Stefano, hoy via S. Alessandro.
Santa Maria Novella, originalmente una fundación humilde, pasó a manos de las monjas benedictinas de S. Giuliano di Bonate en el siglo XIV. Las monjas benedictinas de Valmarina (sabemos de ellas por 1153) se trasladaron desde el campo el siglo siguiente, estableciéndose justo debajo, a lo largo de la Via S. Alessandro (el Rizolo). Se sabe que en 1448 se erigió una pequeña iglesia, dedicada tres años más tarde a San Benito, de la que quedan vestigios arquitectónicos en el lado de la Via S. Alessandro.
Después de 1493, las dos comunidades se unieron y el nuevo núcleo creció rápidamente. En 1504 comenzó la construcción de la nueva iglesia; ya en 1516 fue necesaria una restauración debido al hundimiento de un muro. El nuevo proyecto se confió al arquitecto bergamasco Pietro Cleri, conocido como Isabello, que ya había sido responsable de la reconstrucción de la capilla interior de las monjas, pintada al fresco en los años 1510-15 por Jacopino de' Scipioni y taller, transformada más tarde en sacristía principal.
Durante el siglo XVIII, la iglesia sufrió nuevos cambios pero, con el advenimiento de la República Cisalpina en 1797 y la supresión de las órdenes religiosas, el monasterio fue cerrado repentinamente y su mobiliario litúrgico -incluido un altar de plata, ornamentos y numerosos enseres- fue requisado por las autoridades napoleónicas. Los retablos corrieron la misma suerte, de hecho tanto la Asunción de Gianbattista Moroni como San Esteban de Calisto Piazza fueron trasladados al Museo de Brera.
A pesar de la situación, las monjas pudieron seguir viviendo en el monasterio, aunque con una vida comunitaria muy limitada. El monasterio volvió a serlo, de nombre y de hecho, con su restauración el 10 de mayo de 1827.
En tiempos mucho más recientes, el monasterio ha vuelto a revelar detalles de su historia gracias a algunas obras en el interior de la sacristía -con el descubrimiento del fragmento de un fresco de la milagrosa Virgen de las Lamentaciones, que permitió identificar el antiguo emplazamiento del presbiterio orientado- y el pavimento, realizadas en los años ochenta.
A lo largo de via S. Alessandro se abre el claustro porticado de San Benedetto, que se presenta como una elegante entrada al Monasterio. Realizado por Pietro Isabello, tiene planta rectangular sobre seis arcos de medio punto, apoyados en tres lados por columnas de arenisca. En los doce lunetos destacan otros tantos frescos del siglo XVI de Cristoforo Baschenis el Joven, que narran la vida de San Benedetto.
El claustro constituye el paso entre el exterior de la estructura y el gran conjunto monástico, que también tiene acceso directo a la iglesia.
La iglesia aún conserva su carácter del siglo XVI y presenta una fachada principal y una lateral tripartita por pilastras; en el centro de la fachada principal se levanta un portal arquitrabado, rematado por un pequeño tímpano. El edificio tiene planta central y cúpula encerrada en una linterna octogonal.
El coro, cerrado por una transenna de madera y situado sobre el elegante pórtico, permitía que las celebraciones tuvieran lugar en el nuevo altar de Isabello, orientado al norte.
El interior alberga varias obras de arte dignas de mención, como una Virgen con el Niño y santos al estilo de Lotto, pintada por Lucano da Imola, y el retablo con El milagro del agua que mana del arca de los santos Fermo, Rustico y Procolo, de G. P. Cavagna (1621).
La valiosa puerta de hierro forjado data del siglo XVII. Llama la atención el comulgatorio de madera tallada y dorada, obra del tesinés Carabelli. Luego sólo queda mirar hacia arriba y admirar la cúpula pintada al fresco por G. A. Orelli en 1756, que representa la escena de la Coronación de la Virgen María entre los santos Benito y Escolástica, y los Titulares de las distintas comunidades que se fueron uniendo al primitivo núcleo monástico a lo largo de los siglos.
Via S. Alessandro Bassa le espera para el último tramo de la ruta, llena de vivacidad entre arcadas antiguas, tiendas, restaurantes y cafés. Llegar a Largo Rezzara, continuar recto hasta la hermosa Piazza Pontida y llegar a Largo Cinque Vie. Estás en el corazón de Borgo San Leonardo, el distrito "estrella" que durante siglos, gracias a su vocación artesanal y comercial, ha animado a Bérgamo con su vivacidad. ¡Música, fiestas y festivales como Busker Night son solo algunos de sus atractivos! ¿Una curiosidad? Aquí también se encuentra el famoso "Ducado de Piazza Pontida", una antigua asociación de estudiantes que mantiene viva la cultura, el arte y el folclore de la ciudad.
Para cerrar el bucle del itinerario, después de haber explorado a tu gusto, deja Largo Cinque Vie y toma vía Zambonate hasta el primer cruce; gira a la derecha en via Quarenghi e inmediatamente en via Spaventa para descubrir otras tiendas y negocios locales.
Una vez de vuelta en via Zambonate, pronto llegarás a via Tiraboschi y Porta Nuova, desde donde emprender nuevas aventuras.
Via S. Alessandro Bassa le espera para el último tramo de la ruta, llena de vivacidad entre arcadas antiguas, tiendas, restaurantes y cafés. Llegar a Largo Rezzara, continuar recto hasta la hermosa Piazza Pontida y llegar a Largo Cinque Vie. Estás en el corazón de Borgo San Leonardo, el distrito "estrella" que durante siglos, gracias a su vocación artesanal y comercial, ha animado a Bérgamo con su vivacidad. ¡Música, fiestas y festivales como Busker Night son solo algunos de sus atractivos! ¿Una curiosidad? Aquí también se encuentra el famoso "Ducado de Piazza Pontida", una antigua asociación de estudiantes que mantiene viva la cultura, el arte y el folclore de la ciudad.
Para cerrar el bucle del itinerario, después de haber explorado a tu gusto, deja Largo Cinque Vie y toma vía Zambonate hasta el primer cruce; gira a la derecha en via Quarenghi e inmediatamente en via Spaventa para descubrir otras tiendas y negocios locales.
Una vez de vuelta en via Zambonate, pronto llegarás a via Tiraboschi y Porta Nuova, desde donde emprender nuevas aventuras.
Por el contrario, Borgo San Leonardo fue durante siglos un centro comercial muy activo: en las tiendas y en los almacenes que se asomaban a la Piazza Pontida pasaban los grandes cargamentos de mercancías llegadas desde el puerto de Venecia y que proseguían su camino hacia Milán.
Una característica mercantil, concentrada también en las vías adyacentes, que todavía hoy sigue viva a pesar de los numerosos centros comerciales que hay por toda la ciudad.
Piazza Pontida es el corazón del barrio de San Leonardo, donde convergen cinco calles.
Durante varios siglos, este espacio representó la principal zona comercial de Bérgamo: de hecho, también se la conocía como "Piazza della Legna", precisamente porque era el principal lugar de intercambio de este material precioso (madera), proveniente en su mayoría de Val Brembana. Con el tiempo, a las numerosas tiendas se sumaron trattorias y cafés, que ocuparon muchos de los locales existentes, especialmente entre los siglos XIX y XX.
Hoy la plaza es el lugar perfecto para disfrutar de un fantástico aperitivo, rodeado de un pintoresco y característico escenario de edificios de mil colores, en cuyos rostros el tiempo se convierte en poesía. ¡El día puede acabar de la mejor manera posible probando la cocina de los numerosos restaurantes de la zona!
¿Otra curiosidad? Desde sus arcadas, vigila la ciudad el famoso Ducado de Piazza Pontida, la antigua asociación goliárdica que preserva las tradiciones, el arte y el folclore de la ciudad de Bérgamo. El Ducado es también el organizador del imperdible desfile de mitad de Cuaresma que tiene lugar todos los años, que se celebra con alegría entre comparsas disfrazadas y concursos para la elección de la "anciana más bella".
¡El Smiciatöt, el duque de Piazza Pontida, siempre abre el desfile!
