La forma del agua
La Via Mala

Una de las mil cascadas del Valle di Scalve: inmóvil aunque se caiga constantemente, este agua inspira un sentido de pureza y de alivio. La roca la acoge y se consuma a su paso, acompañando su descenso con recovecos y salientes. Incluso las piedras parecen esperar este alivio cuyo sonido relaja la mente y tranquiliza los pensamientos.   

Un vértigo profundo

Está es la sensacion que se percibe al admirar el Barranco de la Vía Mala: los ojos pasan desde el azul del agua corriendo por debajo hasta las paredes de roca, manchadas por la vegetación. La geometría de las capas de roca recuerda, en sus surcos, el trágico paso de la enorme masa de agua - 6 millones de metros cúbicos - que al salir del Dique del Gleno borro pueblos enteros el 1 de diciembre de 1923.

Formas en la roca

Caras inmóviles pero que cambian constantemente, cubiertas por un velo de agua, rodeados por el verde de la hierba y del musgo, protegen de las paredes de la Vía Mala la entrada al Valle di Scalve. El agua, en ciertos momentos del día, ofrece un espectáculo de colores irisados jugando con los rayos del sol.