Mitzi Arte e Moda

Mitzi Arte e Moda

Descripción

Su Mamá Anna siempre le decía: “Si hubieras tenido una moneda por cada lápiz gastado, ahora serias riquísima”. Mitzi Micalef, su hija, es una mujer pequeña y amable, cuya mirada vivaz expresa todo su mundo lleno de magia. Mitzi no hace la artista, ella es una artista. 

En compañía del Distretto Urbano del Commercio, hemos encontrado a la dueña de "Mitzi Arte e Moda" para conocer la historia de su negocio. 

Entrando en la tienda de via Quarenghi parece estar en otro mundo, que tiene el perfume de los grandes teatros, de estrellas de la danza y de las pasarelas de los grandes diseñadores de moda. 

Empezó a pintar cuando era una niña y nunca ha dejado de hacerlo: “Dibujo durante todo el día, mezclo los colores e intento mirar más allá, siempre”. 

“A lo mejor” nos confiesa “esto es lo que hace una pintora: ve formas y colores, ve más allá y a veces sueña. Por ejemplo, la noche pasada he soñado con una falda con flores y esta mañana la pinté”. 

Dar forma y materia a los sueños y hacer que esto se convierta en una profesión para toda la vida. Esto es lo que se percibe desde el cuento extraordinario de Mitzi, que nunca ha parado de creer y actuar para realizar su sueño. 

Después de graduarse en el Instituto de Arte Fantoni de Bérgamo, se matriculó en el Instituto Marangoni, escuela de moda fundada en Milán en 1935 por el sastre Giulio Marangoni, donde se dedicó sobre todo a la pintura sobre tejido. 

Hoy el Istituto Marangoni cuenta con diez escuelas en ocho distintas ciudades del mundo y tres continentes; se ha convertido en una potencia de la promoción de la creatividad y una de las mejores escuelas de moda del mundo. 

A los treinta años, Mitzi un día salió de su casa para una entrevista en la Maison Gattinoni: llevó consigo varios dibujos, ciertos retazos pintados a mano y una pieza de tejido que - según ella - la había salido fatal. 

“Quince días después, trabajaba para él. ¿Sabes por qué? Le había gustado exactamente ese trabajo que a mi me parecía tan feo…” nos explica riendo y nos dice que todavía guarda ese cuadrito de tejido igual que si fuera un talismán, su mejor amuleto.

Mitzi mira hacia atrás satisfecha, per también con levedad: nunca menciona su talento (que nos parece extraordinario), pero declara que le debe todo a su buena educación y a su paciencia. 

“A veces me ha equivocado y he fallado. Pero lo que puedes hacer es llorar o bien volver hacia atrás o bien volver a empezar de cero. Yo soy bergamasca y por mi solamente existe la última opción”. 

Todas estas cualidades alimentaron el boca a boca entre los numerosos diseñadores de moda que la quisieron consigo después de Gattinoni, como Balenciaga, Rocco Barocco o Gianfranco Ferré - que hizo desfilar a Naomi Campbell con una prenda decorada por Mitzi. Pero la emoción más grande, por ella, fue realizar un vestuario para Carla Fracci, ídolo de su mamá, bailarina también. 

Igualmente, su mamá le dio el coraje para llevar a cabo cualquier empresa, también cuando antes de abrir su boutique le dijo: “Tranquila, va a ser difícil, pero lo vas a conseguir”. 

Ahora, en el íntimo atelier de vía Quarenghi, dónde se expone el vestuario de su bailarina preferida, Mitzi propone ropas inéditas, dibujadas y creadas por ella misma - piezas únicas, todas - con tejidos elegantes y tul, pintados con cielos estrellados, mares, paisajes nevados, caras y flores. 

Aquí se entra en un mundo de hadas, se visten a mujeres y a esposas y a todos los que no se han olvidados de sus sueños. 

 


Continuar

Su Mamá Anna siempre le decía: “Si hubieras tenido una moneda por cada lápiz gastado, ahora serias riquísima”. Mitzi Micalef, su hija, es una mujer pequeña y amable, cuya mirada vivaz expresa todo su mundo lleno de magia. Mitzi no hace la artista, ella es una artista. 

En compañía del Distretto Urbano del Commercio, hemos encontrado a la dueña de "Mitzi Arte e Moda" para conocer la historia de su negocio. 

Entrando en la tienda de via Quarenghi parece estar en otro mundo, que tiene el perfume de los grandes teatros, de estrellas de la danza y de las pasarelas de los grandes diseñadores de moda. 

Empezó a pintar cuando era una niña y nunca ha dejado de hacerlo: “Dibujo durante todo el día, mezclo los colores e intento mirar más allá, siempre”. 

“A lo mejor” nos confiesa “esto es lo que hace una pintora: ve formas y colores, ve más allá y a veces sueña. Por ejemplo, la noche pasada he soñado con una falda con flores y esta mañana la pinté”. 

Dar forma y materia a los sueños y hacer que esto se convierta en una profesión para toda la vida. Esto es lo que se percibe desde el cuento extraordinario de Mitzi, que nunca ha parado de creer y actuar para realizar su sueño. 

Después de graduarse en el Instituto de Arte Fantoni de Bérgamo, se matriculó en el Instituto Marangoni, escuela de moda fundada en Milán en 1935 por el sastre Giulio Marangoni, donde se dedicó sobre todo a la pintura sobre tejido. 

Hoy el Istituto Marangoni cuenta con diez escuelas en ocho distintas ciudades del mundo y tres continentes; se ha convertido en una potencia de la promoción de la creatividad y una de las mejores escuelas de moda del mundo. 

A los treinta años, Mitzi un día salió de su casa para una entrevista en la Maison Gattinoni: llevó consigo varios dibujos, ciertos retazos pintados a mano y una pieza de tejido que - según ella - la había salido fatal. 

“Quince días después, trabajaba para él. ¿Sabes por qué? Le había gustado exactamente ese trabajo que a mi me parecía tan feo…” nos explica riendo y nos dice que todavía guarda ese cuadrito de tejido igual que si fuera un talismán, su mejor amuleto.

Mitzi mira hacia atrás satisfecha, per también con levedad: nunca menciona su talento (que nos parece extraordinario), pero declara que le debe todo a su buena educación y a su paciencia. 

“A veces me ha equivocado y he fallado. Pero lo que puedes hacer es llorar o bien volver hacia atrás o bien volver a empezar de cero. Yo soy bergamasca y por mi solamente existe la última opción”. 

Todas estas cualidades alimentaron el boca a boca entre los numerosos diseñadores de moda que la quisieron consigo después de Gattinoni, como Balenciaga, Rocco Barocco o Gianfranco Ferré - que hizo desfilar a Naomi Campbell con una prenda decorada por Mitzi. Pero la emoción más grande, por ella, fue realizar un vestuario para Carla Fracci, ídolo de su mamá, bailarina también. 

Igualmente, su mamá le dio el coraje para llevar a cabo cualquier empresa, también cuando antes de abrir su boutique le dijo: “Tranquila, va a ser difícil, pero lo vas a conseguir”. 

Ahora, en el íntimo atelier de vía Quarenghi, dónde se expone el vestuario de su bailarina preferida, Mitzi propone ropas inéditas, dibujadas y creadas por ella misma - piezas únicas, todas - con tejidos elegantes y tul, pintados con cielos estrellados, mares, paisajes nevados, caras y flores. 

Aquí se entra en un mundo de hadas, se visten a mujeres y a esposas y a todos los que no se han olvidados de sus sueños.