Nocenti Pierino

Nocenti Pierino

Descripción

“¡Buenas tardes y felicitaciones por sus historias! Me gustaría, si es posible, que ustedes entrevistaran a mi papá también: Claudio Nocenti, llamado Pierino. A los setenta y dos años sigue manejando su tienda, atendiendo a cada cliente. Siempre ha pensado en trabajar y yo seria muy feliz si pudiera hacerle esta sorpresa”. 

Así nos escribió’ Simona Nocenti, una de los dos hijos del dueño de la tienda de tejidos Nocenti Pierino, en vía Palma il Vecchio, desde hace 1948. Cuando decidimos visitarla, Simona nos acoge con la mirada llena de emoción e inmediatamente nos enseña los papeles que está rellenando para que la tienda de su padre sea reconocida como “tienda histórica” por Regione Lombardia.  

Como suele ocurrir a menudo, la burocracia se pierde lo mejor, y ella nos hace notar que aunque su abuelo montó el negocio mucho antes, vendiendo en los mercados del territorio, su trabajo se ha reconocido solamente después de cuando abrió la tienda. 

Acaba de contarnos esto y Pierino ya ha quitado un par de fotografías de las paredes: con inmenso orgullo, nos enseña un rincón de via Paglia donde se instalaba el mercado de la ciudad, con un desfile de tejidos de colores brillantes y minuciosamente ordenados por sus padres. 

Pierino conoce de memoria los sitios donde solía ir como vendedor itinerante, hasta la frontera con Suiza: Bérgamo, Martinengo, Osio, Zanica, Lecco - aquí se paraba durante una semana entera, durmiendo en el camión - y luego hasta Valtellina. 

Sorprendidos por su increíble capacidad de recordar los detalles, le preguntamos cuántos años tenía y si ya trabajaba con su familia. Aquí padre y hija comparten una mirada de entendimiento y Simona exclama “¡Pero diles qué solías hacer!”. El hombre se calla, así que su hija continúa divertida: “Cuando tan solo tenía diez años, se escapaba del instituto Celana para ir a trabajar con sus padres”.    

Igual que existen las escapadas por amor, por Pierino habían las “escapadas de trabajo”. 

Especialmente, él nos cuenta con ironía sobre su primera mansión de responsabilidad: ser una pancarta humana. En el anuncio llevaba escrito “Tutti da Pierino detto ‘il Bergamasco’ - es decir, “Vengan todos a Pierino, el Bergamasco”.

De aquel periodo se acuerda de la calma de su mamá y de la seriedad, el respeto y el talante que su padre tenía hacia cada cliente. 

A menudo, él le decía: “Cuando entiendas que la negociación no está yendo bien, para y llévales a tomar un café. Gracias al tiempo de las charlas en la barra de un bar, se hacía más fácil encontrar una sintonía. Hoy en día, saber entender a cada persona que atiende sigue siendo el resultado más importante por Pierino. 

“Mi padre siempre decía: seas justo y no vas a fallar. Lo que quería ser era esto: ponte en los zapatos del cliente y seas respetuoso, asì que él harà lo mismo. Así ha hecho durante todos estos años de trabajo, desde que realizaban trajes a medida hasta que empezaron a decorar las viviendas de los bergamascos igual que si hubieran sido las nuestras. Mi mayor satisfacción es saber que encontramos en los hijos la misma confianza en nosotros que tuvieron sus padres.” 

Cuando llega el balance de finales del mes las cuentas tienen que estar bien, pero el número que más importa es el que va regresar a la tienda. 

Hoy un equipo de tres personas logra este resultado, aparte de Simona hay el otro hijo Giulio, que se ocupa del taller y de cada instalación. Su padre dice que es un gran trabajador. Además, hay algunas vendedoras “históricas” que han crecido bajo la mirada amable de Pierino.

Por su abuelo Simona tuvo la empatía, por su padre la capacidad de escuchar.  

En este reino de la belleza, entre refinados hilos de Florencia y tejidos Jacquard, la mirada agradecida de una hija y la persistencia de un padre son la receta de una historia que sigue adelante. 

 


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“¡Buenas tardes y felicitaciones por sus historias! Me gustaría, si es posible, que ustedes entrevistaran a mi papá también: Claudio Nocenti, llamado Pierino. A los setenta y dos años sigue manejando su tienda, atendiendo a cada cliente. Siempre ha pensado en trabajar y yo seria muy feliz si pudiera hacerle esta sorpresa”. 

Así nos escribió’ Simona Nocenti, una de los dos hijos del dueño de la tienda de tejidos Nocenti Pierino, en vía Palma il Vecchio, desde hace 1948. Cuando decidimos visitarla, Simona nos acoge con la mirada llena de emoción e inmediatamente nos enseña los papeles que está rellenando para que la tienda de su padre sea reconocida como “tienda histórica” por Regione Lombardia.  

Como suele ocurrir a menudo, la burocracia se pierde lo mejor, y ella nos hace notar que aunque su abuelo montó el negocio mucho antes, vendiendo en los mercados del territorio, su trabajo se ha reconocido solamente después de cuando abrió la tienda. 

Acaba de contarnos esto y Pierino ya ha quitado un par de fotografías de las paredes: con inmenso orgullo, nos enseña un rincón de via Paglia donde se instalaba el mercado de la ciudad, con un desfile de tejidos de colores brillantes y minuciosamente ordenados por sus padres. 

Pierino conoce de memoria los sitios donde solía ir como vendedor itinerante, hasta la frontera con Suiza: Bérgamo, Martinengo, Osio, Zanica, Lecco - aquí se paraba durante una semana entera, durmiendo en el camión - y luego hasta Valtellina. 

Sorprendidos por su increíble capacidad de recordar los detalles, le preguntamos cuántos años tenía y si ya trabajaba con su familia. Aquí padre y hija comparten una mirada de entendimiento y Simona exclama “¡Pero diles qué solías hacer!”. El hombre se calla, así que su hija continúa divertida: “Cuando tan solo tenía diez años, se escapaba del instituto Celana para ir a trabajar con sus padres”.    

Igual que existen las escapadas por amor, por Pierino habían las “escapadas de trabajo”. 

Especialmente, él nos cuenta con ironía sobre su primera mansión de responsabilidad: ser una pancarta humana. En el anuncio llevaba escrito “Tutti da Pierino detto ‘il Bergamasco’ - es decir, “Vengan todos a Pierino, el Bergamasco”.

De aquel periodo se acuerda de la calma de su mamá y de la seriedad, el respeto y el talante que su padre tenía hacia cada cliente. 

A menudo, él le decía: “Cuando entiendas que la negociación no está yendo bien, para y llévales a tomar un café. Gracias al tiempo de las charlas en la barra de un bar, se hacía más fácil encontrar una sintonía. Hoy en día, saber entender a cada persona que atiende sigue siendo el resultado más importante por Pierino. 

“Mi padre siempre decía: seas justo y no vas a fallar. Lo que quería ser era esto: ponte en los zapatos del cliente y seas respetuoso, asì que él harà lo mismo. Así ha hecho durante todos estos años de trabajo, desde que realizaban trajes a medida hasta que empezaron a decorar las viviendas de los bergamascos igual que si hubieran sido las nuestras. Mi mayor satisfacción es saber que encontramos en los hijos la misma confianza en nosotros que tuvieron sus padres.” 

Cuando llega el balance de finales del mes las cuentas tienen que estar bien, pero el número que más importa es el que va regresar a la tienda. 

Hoy un equipo de tres personas logra este resultado, aparte de Simona hay el otro hijo Giulio, que se ocupa del taller y de cada instalación. Su padre dice que es un gran trabajador. Además, hay algunas vendedoras “históricas” que han crecido bajo la mirada amable de Pierino.

Por su abuelo Simona tuvo la empatía, por su padre la capacidad de escuchar.  

En este reino de la belleza, entre refinados hilos de Florencia y tejidos Jacquard, la mirada agradecida de una hija y la persistencia de un padre son la receta de una historia que sigue adelante.