Libreria Fantasia

Libreria Fantasia

Descripción

“Cuando era niña, en mi casa, en el cuarto de mi padre, había una estantería de libros grandísima. Yo estaba allí y tenía acceso a todo. Leía sobre la astronomía, la política y hasta la enciclopedia”. 

Con el Distretto Urbano del Commercio encontramos a Laura Togni, que lleva trece años y medio en la librería de Borgo Santa Caterina, para escuchar la historia de su actividad comercial.  

La suya fue una decisión muy audaz: era responsable administrativa de una empresa multinacional del territorio, madre de dos hijos, y en 2005 decidió salir de su comfort zone - ese espacio seguro donde a menudo buscamos amparo para no preocupar a los demás - y empezó a hacer el trabajo que su corazón ya había escogido hace tiempo: leer libros. 

Por ella, los libros y la lectura casi nunca son algo íntimo, sino que representan una relación: a partir del momento que entras en una librería para comprar un regalo, preguntandote ciertas cosas y repitiendolas a tu librera. 

“¿Cómo es la persona que va a recibir este libro? Porque el regalo no es solamente el objeto, sino el presente que dejarà”. 

Si regalas un libro a alguien que está muy triste, primero tienes que pensar en que va a suceder a su tristeza o en la forma en la cual puede tratarla. 

“No soy una librera fácil - agrega Laura con la dulzura de una mujer acostumbrada a hablar con los niños - dedico mucho tiempo en conocer quién es el destinatario de un libro, porque sé que después de leerlo habrá que reelaborarlo. Esta fase es el auténtico beneficio de la lectura”.  

Porque no cabe duda de que un libro puede cambiar, arrastrar, transformar, y que a menudo todo pasa por un único momento de estupor. 

Y para cultivar esta preciosa capacidad de maravillarse, hace años Laura organiza momentos de lectura en alta voz para los niños, y no solo. “Porque la maravilla sirve para vivir y todo el mundo la necesita, sobre todo los adultos”. 

“Cuando leemos en alta voz para alguien, nos exponemos, hacemos resonar nuestras emociones, así que puede empezar nuestra relación con los demás, el intercambio mutuo. Por esto - nos dice - es tan importante leer a los niños historias en voz alta en los hogares. Cuanto antes, mejor. Y es preciso apagar los móviles.”  

Laura dedica mucho tiempo a seleccionar los libros para la tienda. Cada libro se escoge con atención, consultando también otros libreros, incluso gracias a los grupos de las redes sociales. “Sì, este es el lado positivo de Facebook!” dice con una sonrisa.  

De esta forma, en la pequeña tienda de Borgo Santa Caterina uno entra para ‘echar un vistazo’ y se pierde entre los mundos maravillosos de los libros expuestos o dejados abiertos, en la mesa dedicada a quien no puede esperar de llegar a casa para empezar su aventura. 

“Deseamos formar lectores cada vez más evolucionados - explica - es decir, los que han escuchado historias desde la cuna y que ya cuando tenían ocho o nueve años saben escoger sus propios libros”. 

Entran, miran, leen algunas líneas y deciden. 

Mientras hojea con delicadez las páginas de la última novela ilustrada, nos cuenta de dos hermanitas - nietas de un comerciante del Barrio - que durante el día de la inauguración de la librería se sentaron y quedaron así hasta la hora de cierre.  

La mayor leía a la menor. 

Siguieron así durante toda su niñez y su adolescencia. 

Y al día de hoy, pasan por lo menos una vez al año para saludar durante las fiestas navideñas y para ayudar. 

De lectoras a jóvenes libreras.  

Con Laura hay Franca, compañera de viaje desde hace el primer día y “pilar y gran experta” de la tienda de libros.  

 Se dejan fotografiar entre las estanterías y parecen ligeras igual que las hojas de un libro, intensas como las palabras escritas y amables igual que las palabras que se pronuncian y se susurran.  

La Libreria Fantasia es un lugar de amabilidad, un sitio que es bueno frecuentar, porque alimenta la maravilla.  

 

Lunes 16 - 19

Mar, jue, vie-sab 9:30 - 12:30 | 15 - 19

Viernes 9:30 - 12:30 | 16 - 19

Cerrado el domingo

 


Continuar

“Cuando era niña, en mi casa, en el cuarto de mi padre, había una estantería de libros grandísima. Yo estaba allí y tenía acceso a todo. Leía sobre la astronomía, la política y hasta la enciclopedia”. 

Con el Distretto Urbano del Commercio encontramos a Laura Togni, que lleva trece años y medio en la librería de Borgo Santa Caterina, para escuchar la historia de su actividad comercial.  

La suya fue una decisión muy audaz: era responsable administrativa de una empresa multinacional del territorio, madre de dos hijos, y en 2005 decidió salir de su comfort zone - ese espacio seguro donde a menudo buscamos amparo para no preocupar a los demás - y empezó a hacer el trabajo que su corazón ya había escogido hace tiempo: leer libros. 

Por ella, los libros y la lectura casi nunca son algo íntimo, sino que representan una relación: a partir del momento que entras en una librería para comprar un regalo, preguntandote ciertas cosas y repitiendolas a tu librera. 

“¿Cómo es la persona que va a recibir este libro? Porque el regalo no es solamente el objeto, sino el presente que dejarà”. 

Si regalas un libro a alguien que está muy triste, primero tienes que pensar en que va a suceder a su tristeza o en la forma en la cual puede tratarla. 

“No soy una librera fácil - agrega Laura con la dulzura de una mujer acostumbrada a hablar con los niños - dedico mucho tiempo en conocer quién es el destinatario de un libro, porque sé que después de leerlo habrá que reelaborarlo. Esta fase es el auténtico beneficio de la lectura”.  

Porque no cabe duda de que un libro puede cambiar, arrastrar, transformar, y que a menudo todo pasa por un único momento de estupor. 

Y para cultivar esta preciosa capacidad de maravillarse, hace años Laura organiza momentos de lectura en alta voz para los niños, y no solo. “Porque la maravilla sirve para vivir y todo el mundo la necesita, sobre todo los adultos”. 

“Cuando leemos en alta voz para alguien, nos exponemos, hacemos resonar nuestras emociones, así que puede empezar nuestra relación con los demás, el intercambio mutuo. Por esto - nos dice - es tan importante leer a los niños historias en voz alta en los hogares. Cuanto antes, mejor. Y es preciso apagar los móviles.”  

Laura dedica mucho tiempo a seleccionar los libros para la tienda. Cada libro se escoge con atención, consultando también otros libreros, incluso gracias a los grupos de las redes sociales. “Sì, este es el lado positivo de Facebook!” dice con una sonrisa.  

De esta forma, en la pequeña tienda de Borgo Santa Caterina uno entra para ‘echar un vistazo’ y se pierde entre los mundos maravillosos de los libros expuestos o dejados abiertos, en la mesa dedicada a quien no puede esperar de llegar a casa para empezar su aventura. 

“Deseamos formar lectores cada vez más evolucionados - explica - es decir, los que han escuchado historias desde la cuna y que ya cuando tenían ocho o nueve años saben escoger sus propios libros”. 

Entran, miran, leen algunas líneas y deciden. 

Mientras hojea con delicadez las páginas de la última novela ilustrada, nos cuenta de dos hermanitas - nietas de un comerciante del Barrio - que durante el día de la inauguración de la librería se sentaron y quedaron así hasta la hora de cierre.  

La mayor leía a la menor. 

Siguieron así durante toda su niñez y su adolescencia. 

Y al día de hoy, pasan por lo menos una vez al año para saludar durante las fiestas navideñas y para ayudar. 

De lectoras a jóvenes libreras.  

Con Laura hay Franca, compañera de viaje desde hace el primer día y “pilar y gran experta” de la tienda de libros.  

 Se dejan fotografiar entre las estanterías y parecen ligeras igual que las hojas de un libro, intensas como las palabras escritas y amables igual que las palabras que se pronuncian y se susurran.  

La Libreria Fantasia es un lugar de amabilidad, un sitio que es bueno frecuentar, porque alimenta la maravilla.  

 

Lunes 16 - 19

Mar, jue, vie-sab 9:30 - 12:30 | 15 - 19

Viernes 9:30 - 12:30 | 16 - 19

Cerrado el domingo