Mercatino Michela

Mercatino Michela

Descripción

Mercatino Michela es uno de esos sitios conocidos muy bien por quien frecuenta el centro y la zona llamada Cinque Vie. Es suficiente esperar en la parada del autobús al final de via Zambonate y levantar la mirada para ver las pequeñas ventanas con los letreros verdes originales de esta tienda, presente ya en el año 1991. 

La abrió Ilde Montanari - que todo el mundo llama Michela - que hemos encontrado en compañía del Distretto Urbano del Commercio para conocer mejor la historia de su negocio. 

Michela escogió la ciudad de Bérgamo para su tienda: “Había trabajado en Milán durante tres años en el sector de la ropa de segunda mano y estaba en busca de un sitio donde montar mi negocio. Me fui a Brescia y a Verona, pero al llegar a Bérgamo me encanto la belleza extraordinaria de esta ciudad y me quedé aquí.” 

La historia de Michela empieza en Taranto, poco después de su graduación en el instituto de Arte. “Quería seguir estudiando y matricularme en la facultad de arquitectura, pero para hacer esto hubiera tenido que mudarme, y en esa época mi madre no lo permitió.” 

Así que esta chica concreta y valiente, con cierta pasión para las prendas, empezó a dibujar y a realizar su primera línea de moda. Con determinación y talento - además del amor por su marido - llegó a Milán, donde gestiono una tienda de ropa de alta moda durante tres años, justo en via della Spiga, en el corazón del barrio de las grandes marcas. 

Durante esa temporada Michela aprendió a reconocer la calidad de las prendas (bolsas, ropa y zapatos) y las características únicas de los diseñadores. Hoy podemos decir que ella tiene un “ojo absoluto” para reconocer inmediatamente falsificaciones y copias. 

“Hay que prestar atención a los tejidos, a los pegamentos y a los detalles. Ciertas prendas de alta costura llevan códigos muy a menudo” nos explica, enseñándonos un par de sandalias espléndidas de Valentino con gestos delicados y seguros a la vez, igual que si estuviera manejando una obra de arte.

La moda, para ella, es una forma de arte y de belleza: por eso, todos tienen que disfrutarla. De allí su idea de vender ropa y accesorios de segunda mano, para que todos pudieran tener la posibilidad de realizar el sueño de tener una prenda firmada, sea de Armani, Gucci, Caovilla o Chanel, y sentirse un poco como la Carrie Bradshaw de Sex And the City con sus Manolo Blahnik.

En su tienda, en la primera planta se exponen los trajes de etiqueta y las prendas más elegantes, incluso ciertas piezas que acabamos de ver en la alfombra roja de Cannes o de alguna pasarela internacional. 

Michela recoge ropas y accesorios de los desfiles o de los privados, y después de una evaluación cuidadosa de las condiciones de la prenda, la pone a la venta para que otra persona pueda disfrutarla. “Me encanta la idea de que estas cosas tengan otra vida, realizando el sueño de alguien más”. 

Por varias razones alguien decide deshacerse de una prenda de alta costura: alguien queda aburrido con su vestuario, otros no pueden llevar la misma prenda más de una vez, otro recibió un regalo que no deseaba y otros a lo mejor comparten la idea de Michela de hacer circular un poco de magia. 

Ho hace falta decir que nos hubiera gustado averiguar más detalles curiosos y algún chisme, pero Michela - la Señora Montanari - mantiene su confidencialidad. 

Por fin, nos abre las puertas de los espacios dedicado a los trajes de novia - los que normalmente admiramos en las revistas de moda y que aquí se convierten en un sueño posible para muchos - y aquí nos regala su sonrisa más grande: “Vestimos novios y novias a sus primeras, segundas, terceras bodas, y ahora también parejas de hecho. Verlos felices y emocionados llevando el traje de sus sueños para mi es la emoción más grande”. 

La sobriedad - que la moda a veces deja de lado - aquí ha encontrado el lugar ideal, tanto en los modos como en el proyecto sostenible de Muchela y de su “mercadillo”. 


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Mercatino Michela es uno de esos sitios conocidos muy bien por quien frecuenta el centro y la zona llamada Cinque Vie. Es suficiente esperar en la parada del autobús al final de via Zambonate y levantar la mirada para ver las pequeñas ventanas con los letreros verdes originales de esta tienda, presente ya en el año 1991. 

La abrió Ilde Montanari - que todo el mundo llama Michela - que hemos encontrado en compañía del Distretto Urbano del Commercio para conocer mejor la historia de su negocio. 

Michela escogió la ciudad de Bérgamo para su tienda: “Había trabajado en Milán durante tres años en el sector de la ropa de segunda mano y estaba en busca de un sitio donde montar mi negocio. Me fui a Brescia y a Verona, pero al llegar a Bérgamo me encanto la belleza extraordinaria de esta ciudad y me quedé aquí.” 

La historia de Michela empieza en Taranto, poco después de su graduación en el instituto de Arte. “Quería seguir estudiando y matricularme en la facultad de arquitectura, pero para hacer esto hubiera tenido que mudarme, y en esa época mi madre no lo permitió.” 

Así que esta chica concreta y valiente, con cierta pasión para las prendas, empezó a dibujar y a realizar su primera línea de moda. Con determinación y talento - además del amor por su marido - llegó a Milán, donde gestiono una tienda de ropa de alta moda durante tres años, justo en via della Spiga, en el corazón del barrio de las grandes marcas. 

Durante esa temporada Michela aprendió a reconocer la calidad de las prendas (bolsas, ropa y zapatos) y las características únicas de los diseñadores. Hoy podemos decir que ella tiene un “ojo absoluto” para reconocer inmediatamente falsificaciones y copias. 

“Hay que prestar atención a los tejidos, a los pegamentos y a los detalles. Ciertas prendas de alta costura llevan códigos muy a menudo” nos explica, enseñándonos un par de sandalias espléndidas de Valentino con gestos delicados y seguros a la vez, igual que si estuviera manejando una obra de arte.

La moda, para ella, es una forma de arte y de belleza: por eso, todos tienen que disfrutarla. De allí su idea de vender ropa y accesorios de segunda mano, para que todos pudieran tener la posibilidad de realizar el sueño de tener una prenda firmada, sea de Armani, Gucci, Caovilla o Chanel, y sentirse un poco como la Carrie Bradshaw de Sex And the City con sus Manolo Blahnik.

En su tienda, en la primera planta se exponen los trajes de etiqueta y las prendas más elegantes, incluso ciertas piezas que acabamos de ver en la alfombra roja de Cannes o de alguna pasarela internacional. 

Michela recoge ropas y accesorios de los desfiles o de los privados, y después de una evaluación cuidadosa de las condiciones de la prenda, la pone a la venta para que otra persona pueda disfrutarla. “Me encanta la idea de que estas cosas tengan otra vida, realizando el sueño de alguien más”. 

Por varias razones alguien decide deshacerse de una prenda de alta costura: alguien queda aburrido con su vestuario, otros no pueden llevar la misma prenda más de una vez, otro recibió un regalo que no deseaba y otros a lo mejor comparten la idea de Michela de hacer circular un poco de magia. 

Ho hace falta decir que nos hubiera gustado averiguar más detalles curiosos y algún chisme, pero Michela - la Señora Montanari - mantiene su confidencialidad. 

Por fin, nos abre las puertas de los espacios dedicado a los trajes de novia - los que normalmente admiramos en las revistas de moda y que aquí se convierten en un sueño posible para muchos - y aquí nos regala su sonrisa más grande: “Vestimos novios y novias a sus primeras, segundas, terceras bodas, y ahora también parejas de hecho. Verlos felices y emocionados llevando el traje de sus sueños para mi es la emoción más grande”. 

La sobriedad - que la moda a veces deja de lado - aquí ha encontrado el lugar ideal, tanto en los modos como en el proyecto sostenible de Muchela y de su “mercadillo”.