Ghilardi Cornici d’Arte - Ghilardi Marquista

Ghilardi Cornici d’Arte - Ghilardi Marquista

Descripción

Con la asociación Distretto Urbano del Commercio hemos encontrado a Gigi, que con pasión, habilidad y atención crea Marcos Artísticos en Bérgamo. A continuación, su historia:

“Cornici d’arte” es el nombre del taller del señor Luigi Ghilardi, llamado Gigi, que pasa sus jornadas aquí en compañía de su mujer Angela - abuela y responsable también del control de calidad - y su hijo Simone. 

Gigi no es muy hablador, pone las manos atrás, mira a su alrededor, reflexiona, a vece parece estar for otra parte, como si estuviera en otro lugar, quizás un museo o una biblioteca.

En cuanto empieza a hablar,entendemos el valor de la palabra “d’arte” en el letrero, porque aquella palabra abarca todo el inmenso trabajo que Gigi ha llevado a cabo durante los últimos años. 

“Llegó un momento en que entendì algo: cada objeto habla y lleva consigo una historia. Solo hay que ponerse a la escucha”. 

Se desplace calladito y atento a través de las fotos y de las pinturas que los clientes llevan aquí para que él las enmarque, estableciendo una conversación íntima con los objetos.  

La selección del marco perfecto nunca se debe al instinto y no se hace solamente combinando los colores - nos explica - hace falta tiempo, sabiduría, que se aprende solamente si uno tiene una curiosidad apasionada. 

“En esta profesión el talento lo tienen los ojos, lo demás es perseverancia, estudio, buenas manos. Si dejas de aprender, te haces viejo de remìpente”. 

Él sigue escuchando y ya escuchaba cuando era un chico, y llevaba los colores a un pintor de vía Verdi, quedándose con él allì: mirando, aprendiendo y bebiendo un té hirviente en compañía del artista.  

Con él y con muchos pintores más que han pasado por su taller, Gigi aprendió a reconocer las composiciones químicas de los colores. Estudio las características de cada pigmento, que no es solamente un color, sino una sustancia co

Luego empezaron las visitas a museos y mercadillos, donde cada encuentro con una obra se convertía en una ocasión de crecimiento personal.

Gigi ha estudiado y se ha especializado en el arte del siglo XVIII y XIX, pero con diligencia aún mayor supo mirar y escuchar las obras contemporánea, para que cada marco seleccionado o realizado fuera en armonía con el sujeto.  

En su tienda, en Borgo Santa Caterina, Gigi quiso poner algunas sillas: “Nosotros no tenemos clientes, solamente amigos”.

Efectivamente, for su taller pasa un montón de gente pidiendo consejos, sobre todo: “Ha ocurrido que alguien pasara con pinturas de escaso valor para pedir un marco de valor. Le disuadí de hacerlo, hubiera sido un error”. 

A menudo pasaba a visitarlo el pintor Trento Longaretti, que le preguntaba con amabilidad: “¿Acaso pueda quedarme un rato aquí mirando los marcos?” 

Èl también se quedaba aquí, ensimismado. 

Existen talentos innatos, como el de Gigi, que escucha la voz de las cosas, porque todo habla y pide escucha, y entender forma parte de lo humano y es precisamente lo que lo hace mejor.  

Una profesión antigua y un artesano con el pelo de plata nos acompañan a reflexionar sobre el tiempo lento de la mirada, el tiempo denso de la escucha, el tiempo de una silla vacía dónde quedarse un rato para disfrutar el silencio.

 


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Con la asociación Distretto Urbano del Commercio hemos encontrado a Gigi, que con pasión, habilidad y atención crea Marcos Artísticos en Bérgamo. A continuación, su historia:

“Cornici d’arte” es el nombre del taller del señor Luigi Ghilardi, llamado Gigi, que pasa sus jornadas aquí en compañía de su mujer Angela - abuela y responsable también del control de calidad - y su hijo Simone. 

Gigi no es muy hablador, pone las manos atrás, mira a su alrededor, reflexiona, a vece parece estar for otra parte, como si estuviera en otro lugar, quizás un museo o una biblioteca.

En cuanto empieza a hablar,entendemos el valor de la palabra “d’arte” en el letrero, porque aquella palabra abarca todo el inmenso trabajo que Gigi ha llevado a cabo durante los últimos años. 

“Llegó un momento en que entendì algo: cada objeto habla y lleva consigo una historia. Solo hay que ponerse a la escucha”. 

Se desplace calladito y atento a través de las fotos y de las pinturas que los clientes llevan aquí para que él las enmarque, estableciendo una conversación íntima con los objetos.  

La selección del marco perfecto nunca se debe al instinto y no se hace solamente combinando los colores - nos explica - hace falta tiempo, sabiduría, que se aprende solamente si uno tiene una curiosidad apasionada. 

“En esta profesión el talento lo tienen los ojos, lo demás es perseverancia, estudio, buenas manos. Si dejas de aprender, te haces viejo de remìpente”. 

Él sigue escuchando y ya escuchaba cuando era un chico, y llevaba los colores a un pintor de vía Verdi, quedándose con él allì: mirando, aprendiendo y bebiendo un té hirviente en compañía del artista.  

Con él y con muchos pintores más que han pasado por su taller, Gigi aprendió a reconocer las composiciones químicas de los colores. Estudio las características de cada pigmento, que no es solamente un color, sino una sustancia co

Luego empezaron las visitas a museos y mercadillos, donde cada encuentro con una obra se convertía en una ocasión de crecimiento personal.

Gigi ha estudiado y se ha especializado en el arte del siglo XVIII y XIX, pero con diligencia aún mayor supo mirar y escuchar las obras contemporánea, para que cada marco seleccionado o realizado fuera en armonía con el sujeto.  

En su tienda, en Borgo Santa Caterina, Gigi quiso poner algunas sillas: “Nosotros no tenemos clientes, solamente amigos”.

Efectivamente, for su taller pasa un montón de gente pidiendo consejos, sobre todo: “Ha ocurrido que alguien pasara con pinturas de escaso valor para pedir un marco de valor. Le disuadí de hacerlo, hubiera sido un error”. 

A menudo pasaba a visitarlo el pintor Trento Longaretti, que le preguntaba con amabilidad: “¿Acaso pueda quedarme un rato aquí mirando los marcos?” 

Èl también se quedaba aquí, ensimismado. 

Existen talentos innatos, como el de Gigi, que escucha la voz de las cosas, porque todo habla y pide escucha, y entender forma parte de lo humano y es precisamente lo que lo hace mejor.  

Una profesión antigua y un artesano con el pelo de plata nos acompañan a reflexionar sobre el tiempo lento de la mirada, el tiempo denso de la escucha, el tiempo de una silla vacía dónde quedarse un rato para disfrutar el silencio.