Murallas venecianas

Murallas venecianas

Descripción

Bérgamo no sería la misma sin su majestuosas Murallas venecianas: más de seis km de largo, lugar ideal para dar románticos paseos, escenario de inolvidables puestas del sol, llevan más de cuatro siglos guardando las bellezas de Città Alta.

El inestimable valor cultural y artístico de las Murallas lo demuestra también el reconocimiento de la Unesco como patrimonio mundial de la humanidad. 

La República de Venecia decidió edificarlas en 1561 para detener los ataques enemigos, pero la Historia fue indulgente: de hecho, afortunadamente las Murallas nunca sufrieron algún asedio. De esta manera se preservaron casi intactas hasta el día de hoy.

Están formadas por 14 baluartes, dos plataformas, 100 aberturas para los cañones, dos polvorines, cuatro puertas, además del complicado enredo subterráneo de salidas, pasajes y galerías: ¡no te pierdas la ocasión de caminar dentro de las Murallas y visitar las cañoneras de San Michele y San Giovanni!


Para realizar las Murallas de derribaron más de 250 edificios, ocho de los cuales religiosos, como la Catedral de Sant’Alessandro y el convento dominicano de Santo Stefano: esta es la razón por las ocho excomuniones lanzadas durante las obras.

Muchísimos obreros se emplearon para la construcción, dirigidos por arquitectos venecianos y bergamascos, debido a la vastedad y el tamaño de la edificación. La candidatura a patrimonio mundial de la Unesco pone las Murallas en el sitio serial y transnacional de las “Obras venecianas de defensa entre los siglos XVI y XVII”.

Se trata de valorizar un sistema de fortificaciones y obras de defensa realizadas por la República de Venecia entre los siglos XVI y XVII, armónicas y relacionadas por un hilo conductor ideal.

Curiosidad:

Unos tramos de las murallas ya estaban presentes durante la época romana, también documentados en el siglo VIII: quedan rastros visibles de ellas en via Vagine, debajo del convento de Santa Grata y al lado izquierdo de Viale delle Mura, al oeste de la funicular (ex via degli Anditi).

Estos restos ya estaban en pésimas condiciones a comienzos del siglo XVI y fueron reemplazados casi por completo por la nueva obra. Una vez terminado, el perímetro de defensa resultó ser totalmente nuevo, sin rastro de las obras anteriores.

Continuar

Bérgamo no sería la misma sin su majestuosas Murallas venecianas: más de seis km de largo, lugar ideal para dar románticos paseos, escenario de inolvidables puestas del sol, llevan más de cuatro siglos guardando las bellezas de Città Alta.

El inestimable valor cultural y artístico de las Murallas lo demuestra también el reconocimiento de la Unesco como patrimonio mundial de la humanidad. 

La República de Venecia decidió edificarlas en 1561 para detener los ataques enemigos, pero la Historia fue indulgente: de hecho, afortunadamente las Murallas nunca sufrieron algún asedio. De esta manera se preservaron casi intactas hasta el día de hoy.

Están formadas por 14 baluartes, dos plataformas, 100 aberturas para los cañones, dos polvorines, cuatro puertas, además del complicado enredo subterráneo de salidas, pasajes y galerías: ¡no te pierdas la ocasión de caminar dentro de las Murallas y visitar las cañoneras de San Michele y San Giovanni!


Para realizar las Murallas de derribaron más de 250 edificios, ocho de los cuales religiosos, como la Catedral de Sant’Alessandro y el convento dominicano de Santo Stefano: esta es la razón por las ocho excomuniones lanzadas durante las obras.

Muchísimos obreros se emplearon para la construcción, dirigidos por arquitectos venecianos y bergamascos, debido a la vastedad y el tamaño de la edificación. La candidatura a patrimonio mundial de la Unesco pone las Murallas en el sitio serial y transnacional de las “Obras venecianas de defensa entre los siglos XVI y XVII”.

Se trata de valorizar un sistema de fortificaciones y obras de defensa realizadas por la República de Venecia entre los siglos XVI y XVII, armónicas y relacionadas por un hilo conductor ideal.

Curiosidad:

Unos tramos de las murallas ya estaban presentes durante la época romana, también documentados en el siglo VIII: quedan rastros visibles de ellas en via Vagine, debajo del convento de Santa Grata y al lado izquierdo de Viale delle Mura, al oeste de la funicular (ex via degli Anditi).

Estos restos ya estaban en pésimas condiciones a comienzos del siglo XVI y fueron reemplazados casi por completo por la nueva obra. Una vez terminado, el perímetro de defensa resultó ser totalmente nuevo, sin rastro de las obras anteriores.